Los síntomas de abuso comienzan pareciéndose a los de un resfriado crónico combinado con insomnio y pérdida de peso. En casos graves de abuso, se experimentan mareos, vómitos, irritabilidad, convulsiones y alucinaciones, con temas recurrentes como insectos que circulan bajo la piel. Se puede llegar a una perforación del tabique nasal en caso de inhalarla, infecciones cutáneas en caso de inyectarla o hemorragias pulmonares en caso de fumarla.
La exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal es altamente susceptible de producir daños irreparables en los recién nacidos. Los daños sobre el sistema nervioso central son, a menudo, irreversibles.